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Desde muy pequeños nos hemos enamorado, hemos reído pero también llorado con historias de «amores imposibles», separados por barreras invisibles, pero muchas veces mas poderosas que las visibles, tales como diferencias religiosas, distinciones raciales, clases sociales o hasta por apellidos. En estas historias, en su mayoría románticas, se muestra como el amor vence al odio, pero la pregunta prudente sería: ¿a que precio? ¿luego de cuanto tiempo y sufrimiento? ¿Por que nos cuesta tanto ser tolerantes hasta con nosotros mismos?

La idea de responder éstas preguntas es netamente reflexiva, pero si nos enfocamos en tiempo presente, sería más provechoso puntualizar, cuales son los pasos básicos que todos podemos seguir, con la finalidad de aprender a ser tolerantes, y ponerlo en practica en cualquier ambiente de nuestra vida cotidiana.

Primero: Aceptate para aceptar a los demás. Muchas veces lo que rechazamos de las demás personas, es sin darnos cuenta, lo que nos molesta de nosotros mismos. Éste error es tan común, que se nos hace cotidiano escuchar «críticas» de actitudes o formas de actuar, las cuales también adoptamos bajo ciertos estímulos. Obviamente para poder aceptarME debo primeramente conocerME, y para ello, nada mejor que regalarnos momentos de calidad y disfrute a solas.

Segundo: Amplía tu espectro. Así como el rayo de luz blanca al pasar por un prisma, se divide en varios y coloridos rayos de luz, cada uno en un sentido diferente, debemos comprender que la vida no es una linea unicolor, sino más bien, podría parecerse a un arcoiris hermoso, en el que cada color confluye armónicamente, sin invadir el espacio del otro, formando una estructura digna de admiración y asombro.

Tercero: La comunicación asertiva es sinónimo de cortesía. Si nosotros entendiéramos de forma anticipada que el objetivo del acto de comunicar, es simplemente exponer una idea o punto de vista sobre una situación en especifica, todo sería más sencillo. Nuestro error más común radica en el hecho de considerar que, el ejercicio de comunicarnos es para convencer a los demás, por lo que lejos de construirse un dialogo, se realizan intercambios de monólogos desordenados e intransigentes, sin lograr acordar absolutamente nada.

Cuarto: El arte de negociar es ceder sin perder el objetivo. Muchas veces se asume que ceder en una posición es sinónimo de debilidad, pero la realidad es que en cualquier negociación, hasta la de una simple compra rutinaria, el hecho de desembolsar el dinero que corresponde al pago de un articulo, es porque se accedió que dicho articulo tiene ese valor, luego de que el primer dueño accediera a pautar el mismo precio al articulo para poder comercializarlo. Sin ello, el comercio no existiera. El inteligente sede en una comunicación, en especial al aceptar que cada quien tiene una verdad, y no necesariamente deben ser exactamente iguales.

Quinto: Nuestra perspectiva construye nuestra realidad. Cada quien tiene una visión con la cual observa su entorno y la realidad que le rodea, y dependiendo de la perspectiva de cada quien, su realidad toma una forma específica. Si una pared es de color verde, para un individuo promedio, su color efectivamente es verde, pero para una persona que sufra de daltonismo, la misma pared va a ser apreciada de color rojo. En éste sencillo ejemplo se aprecia como cada individuo tiene una perspectiva muy distinta, debido a ciertas circunstancias de vida, lo cual ha de construir una realidad diferente entre ellos, pero no por eso alguno de los dos esté equivocado, simplemente gracias a sus circunstancias de vida, poseen perspectivas diferentes lo cual construye una realidad distinta.

Sexto: En la diversidad está el gusto. Si tan sólo nos imaginamos una vida en la que todos seriamos exactamente iguales, vistiéramos la misma ropa, y pudiésemos comer sólo tres veces, el mismo bocado de alimento para saciar nuestra hambre, la monotonía nos quitaría cualquier deseo en la vida.

Séptimo: Por último, en este mundo cabemos todos. Simplemente hace falta una dosis enorme de tolerancia, para aceptarnos a todos como vecinos en ésta urbanización inmensa que llamamos planeta, en la que seguramente conseguiremos personas de distintas naciones, con colores de piel muy diferentes, creencias y religiones diversas, posiciones y gustos políticos distintos. Pero más que posible, es necesario ser tolerantes unos con otros para así garantizar nuestra diversidad y existencia misma. Así que construye tu propia historia de amor siendo tolerante contigo mismo y con todos quienes te rodean.

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