El tiempo

El tiempo, es el confuso amigo de quienes le atribuyen cualidades sanadoras, y enemigo de quienes extrañan a un ser querido. Comienza siendo algo lineal, aunque actúa de forma incierta y retorcida.

Irónicamente todo transcurre a través de él, pero cuando decides inmortalizarlo, siempre es justamente después de que muere el momento preciso. Y los momentos que quieres olvidar rápidamente, tal vez se conviertan en los recuerdos más encarnados y dolorosos.

Cuando intentas adelantarte a los hechos, terminas perdiéndolo como se te va él agua por entre los dedos. Y peor aún es intentar ir a un momento pasado, ya que, la melancolía te golpea la cara diciéndote que nunca volverá y que si sigues en él, perderás simultáneamente el futuro y el presente.

El tiempo es tan abstracto que cuando intentas explicarte lo que es, ya te lo consumiste, pero si renuncias a la idea de entenderlo, te das cuenta que te falta mucho por aprovecharlo.

El tiempo es tuyo y es de todos, pero de la misma forma ni es mio ni es de nadie, sólo se que si lo pierdes no lo podrás recuperar, pero si lo comienzas a aprovechar, no lo perderás jamás.

El tiempo se termina cuando comienza el momento siguiente e inicia cuando culmina el anterior.

El tiempo no tiene brincos, ni saltos en su linea, pero si dejas de apreciarlo, es justamente cuando pareciera que transcurre más rápido y cuando lo sigues atentamente es caprichoso y se enlentece.

El tiempo es tan irónico que quienes mejor lo miden, no tienen ni tendrán nunca la noción de lo que hacen, simplemente nos ayudan con sus agujas a ver la forma que inventamos para medir lo que aún no comprendemos.

Sí termina, no se sabe, sí comenzó, eso suponemos, de lo único que tenemos entera certeza es que, es un regalo que aprovechamos cuando lo tomamos, pero que al perderlo, él es quien te deja a ti.

No te desgastes intentando entender éste caprichoso amigo, aprovéchalo y haz que cuente en positivo.